viernes, septiembre 23

Marzo, 2007

Tierra mojada y pasitos de niño
que todo lo asombra.
Cada gota es un secreto
un secreto de la tierra
tierra callada que grita
tierra que nos ha visto nacer
y habla y no sabe cómo
y quiere que escuchen
sus hijos, bajo la lluvia
sus secretos de barro
sus secretos de lluvia.
Cuál es el secreto
que no se aloja en la costumbre
que no se halla en una simple
teoría del universo.
Cuál es tu secreto, reina,
para morir en tu seno
y renacer en el tiempo eterno
de tu gloria callada.
Los hombres de luz claman por vos
tierra mía y de vida.

domingo, septiembre 4

La infiltración

1

Nací para escribir pero no sé de qué. Quizás tenga miedo de no poder. De no hacer algo espantabuloso. Porque cuando yo hago algo me gusta que sea espantabuloso, y que todos puedan apreciar de igual manera su espantabulosidad. Encima.

Claro.

Perfección, belleza, y de fácil consumo. Porque cuando algo es de difícil consumo, no lo aprecian todos por igual. Sólo los masoquistas. Bueno yo creo que soy masoquista o tengo la tragedia griega como dice mi amiga Grace. Rip, otra manga. ¡Oh! ¡Dioses!

Recapitulando. Si alguien tiene la receta para escribir una cuestión ultra hipnotizante y eufórica, que me la pase.

2

Nací para decir. No sé bien cuándo callarme, tal vez ahí tenemos un problema. Además hay muchas filosofías a favor del callarse (populares, religiosas, metafísicas). Alguna razón tiene que haber, es que yo no la encuentro. Digamos, en la práctica. Porque en la teoría, vamos, se entiende todo perfectamente. Ese es el racionalismo, tan bello, tan sagaz, tan innaufragable. Racionalismo que me hiciste mal, como el tango. Mi tango es el racionalismo. Algo que amo bailar, a altas horas de la madrugada, en lejanos lugares de la conciencia. Un eterno hilvanar. Un hilvanar que no muerde el polvo, sin mácula. Si tan sólo el ser humano pudiera practicarlo. Es como un contrato. Conciencia – Racionalismo. Que en su última cláusula obliga a su rescisión, en pos de salvaguardar ambas partes.

Cuerpos.

¡Oh! ¡Dioses! Rip, otra manga.

3

Nací para ser mujer. Más mujer que las otras mujeres, porque esas mujeres se olvidan de pensar en la continua rectificación del ser femenino. Tanto en su obsesión como en su histeria, en su neurosis o en su trastorno, que un día son lo que son y al otro día son lo que no eran. El ser femenino es un ser que pertenece a esas categorías de cuarta del ser. Medio pelo. Tampoco tanto. Hay cosas que no se discuten. Pero la mujer siempre se discute. ¿Me corresponde? ¿Porqué no puedo, y si pudiera? ¿Acaso había que pedir permiso? Ah, y todos tienen voto, claro.

Yo soy mujer y soy como se me canta que es una mujer. En la superficie, claro, que más si no. Ah, porque hay que ser una revoltosa para ser por fuera y por dentro también. Por dentro yo tengo a mi amigo el súper yo. La súper ella, que con el tonito me canta la cantinela pública con ingredientes familiares agregados.

4

Nací para irme. Una nostalgia me desarraiga. Es que no tengo idea de dónde viene, ni adónde va claro. Cuando no se sabe una cosa tampoco se sabe la otra. Pero la nostalgia y el desarraigo están ahí, siempre estuvieron.

Cuando era chiquita. Me gustaba tanto guardar un buzo y alguna pavada más y salir. Y caminar como si fuera la última vez que daba esos pasos por esos lugares. Hasta que caiga el sol. Y no vuelvo más. Si hubiera en mi ciudad trenes como los que hay en Europa, que van a todos lados, a otros países, ya estaría muy lejos de acá. Pero mi ciudad es comparable a un continente rodeado de océano y mal clima. Cuesta medio sueldo y dos días para estar lejos de verdad. Para volver, otro tanto.

Extrañarme de las cosas es alimento para mi espíritu. Soy feliz cuando me extraño de una sensación, de una persona, de un paisaje, de una exquisita coincidencia, ¡del clima! (mal clima en mi ciudad, sí). Aunque volver a reconocerme, en lo extraño y en lo conocido y reconocido, eso también me agrada. No me sorprende. Igual me hizo quedarme. Cuando una está loca está bien loca.

Qué linda mi ciudad, tan tranquilita, mirá el cielo, mirá el horizonte, y ese ruidito apenas, la brisa continua, las hojitas de los álamos, la gente que ni se ve. Che qué ganas de quedarme acá y pasarla bomba…tomando mate, comiendo los bizcochitos, jugando con el perro en el patio del fondo, pidiendo el teléfono, esperando que llegue, caminando de a veinte cuadras, que no que todavía no llega tu alta al consejo, el mes que viene cobrás, aaah bueno no te preocupes tengo una filosofía zen digna de esta city…

5

Nací para correr. Y morir atropellada, sumergirme en un letargo, y buscar otro horizonte para salir corriendo. Corro montañas, corro páginas, corro letras, corro de las personas, corro y rompo las zapatillas. Corro y me embarro. Mi cara de cansada es mi cara de felicidad. Es la misma, sin lugar a confusión. Corro en la música, que es la expresión de mi ser. Barroco, Rhapsodia, Power metal, corro.

Morir atropellada.

Eso no es lindo, ¡pero qué instructivo! Al presentárseme la zanahoria cual conejo: Fantásticaestaideadedóndelasacastedejamequelatengacomohicisteenseñameah!mirámesaleexcelentesoyladueñadelamarencooooocheeeeeeeePAF! La mar en coche, con la piturreta de la felicidad y la canción que te identifica con tu nuevo YO, nuevo look, bandera y filosofía a juego.

La mar en coche es lo que perdí. Hay que saber jugar para no perder tanto, aún después de la trágica consecuencia de un eufórico despegue. Sí que es lindo despegar. Tener una genial idea y salir disparada, esquivando postes. Lindos los postes…

Qué corta capacidad apreciativa, vilchessss.

Son bellos esos postes que podrías evitar pero se rehúsan a ser únicamente parte de tu paisaje. ¿Filosofía asceta? ¿Bandera de la emancipación de todo grillete hormonal, cultural, religioso? ¿Look anti todo? Andá. Sacate la ropa.

6

“Nací para ti…aquí me tienes, ¿qué te hace feliz? Dime qué rábanos quiereees…” Nací para darte todo, lo que soy, lo que tengo, lo que tanto he construido. Como una deuda kármica, me empapelo de tu más lindo sueño y dejo que me mires y suspires de satisfacción.

¿No era lo que vos querías?

Otra vez a juntar papeles. Si existe una superpoblación de papeles, ese debe ser mi cuarto. ¡Qué mina insufrible! Rata tenía que ser. Papel mache es su personalidad. En su cuerpo se puede leer: “La musicoterapia encarna una filosofía antigua proveniente de pueblos altamente organizados con una ciudadanía reducida y un régimen político democrático, el cual en su ramificación y decadencia entrópica, con mucha pérdida de energía y estabilidad, dio origen a las descarnadas luchas por el poder y la información en el backstage del sistema educativo.” Tan incoherente es su entender del universo como sus quejas y preocupaciones al respecto. La musicoterapia en mi pueblo es mi futura identidad, le decía a Grace. Yo no voy a hacer musicoterapia ni política con esta gente que no sé ni qué comía en su infancia, y yo a mis vecinos sí que los conozco, ¡comíamos juntos! Y ahí voy a hacer finalmente lo que siempre estuvo escrito para mí. ¡¡Allá se ve el horizonte!! Ese fundamento era el plato fuerte de mi concienzuda argumentación. Y si no fuera por la tierra que vuela cuando hay viento, no sería tan clara para mí ahora la metáfora de morder el polvo.

7

Nací para ser libre. Insisto en este punto, que yo nací para ser libre, pero más libre que aquellos que buscan la libertad. Cuando era adolescente decía, quiero emanciparme de toda referencia. Quiero ser ruido blanco. Quiero ser nada y todo a la vez. Bueno el punto de inflexión aquí, entre aquellos y yo, es que yo no sé bien contra quien es la libertad…bueno tampoco me pongas esa cara. La falta de lógica de mis preocupaciones, más allá de toda suposición, es la potencia de mis búsquedas. ¿Quién demonios me quita la libertad? Ojo con quitármela, eh. ¿Todos los flancos cubiertos? …¡A la carga!

Los comunistas saben que los capitalistas les quitan libertad. Los bombardean, les cortan las rutas comerciales, los masacran con mala propaganda. Boca sabe muy bien que River se las trae con su libertad. Si no fuera por ellos quizás estarían en su primer puesto con holgura. Cuando llegan. Los judíos ya saben de sobra. Los universitarios intelectuales también, y estos son innumerables.

Bueno, yo no sé. Si alguien sabe me dice. O sea, yo puedo nombrar un par. Mi papá. Mi mamá. Mi jefe tiene su pequeña porción también (en este caso diría que es más impersonal, porque mi coartador pasa a ser el sistema educativo en su totalidad, sin olvidarnos del contexto, el sistema capitalista de consumo masivo). El nenito de segundo grado. Un día de estos me tira un banco por la cabeza y acabamos nuestro romance terapéutico…

Pero me resisto a creer que sólo ellos son la cara oficial de esta conspiración. Sí, es una conspiración porque ¿viste cuando uno está esperando el zarpazo pero no sabe de dónde va a venir? ¡¡Status quo, venid ipso facto a mí!!. ¡Rip! ¡Rip!

Y nunca le vi la cara.

Acá tenés un espejo. Pedazo de gila insufrible. Ridícula number one.

8

Escuchame una cosa, Grace. Quién te dio derecho a vos de meterte en mis conversaciones conmigo misma. Se entiende de la frase que tengo que estar sólo yo en esta conversación. Vos te callás. Acaso no te dije que me tienen re finita tus planteos sobre trajes de baño solubles en agua, y la posible masividad de la homosexualidad en la Grecia antigua. ¡Que es cultural te dije! Que No necesariamente a todos les daba de bien saludar al pelado por un poco de sabiduría. Esas cosas no son para mí. Para ridiculeces ya está tu tía Pancracia. Sabés qué, sabés qué, mirá. Mirá. ¿¡Me estás mirando?!

Sí. Re corcha.

Ffffiu. Por un momento pensé que había perdido mi libertad.

Límites. Ya habrá tiempo para el amor.

Hoy es uno de esos días en que salgo del trabajo sintiendo que aprendí algo y que me modificará para siempre. Uno de esos días en que siento que descubrí el meollo. Se entiende que muchas veces tengo “uno de estos días” y que después llegan otros en las verdades se desmienten solas porque aun siguiendo mi receta, las cosas no me van tan bien, y yo no me siento bien después de todo.

Al meollo. Después de una larga conversación con la maestra de grado, ingresé al aula con otras ideas en mi mente. Distintas a las del día anterior, en el cual todavía tenía esta idea maravillosa de que con amor todo marcha sobre ruedas. La cruel verdad es que sufro demasiado dando amor y no viendo resultados. Pero a fin de cuentas, qué es el amor. Aquí es donde con la maestra estábamos en una disyuntiva. Pues bien, ingresé al aula con otra idea del amor. El amor de los límites. Qué sonsera. Pero bueno. Después de tanta frustración, encontré este concepto bastante satisfactorio. Un amor con cara agria, un amor con gritos, con reclamos, con castigos y demás asperezas. Así, Marcos me escuchó. Marcos no pataleó. Me cansé de hablar, eso sí. Porque con los niños hay que hablar más que con los adultos. Mil y un millón de veces lo mismo, hasta quedar afónica. Sobre qué, sobre los límites. Límites físicos, auditivos, lingüísticos, todos. Nada queda claro a la primera. Sino a la quinta. Y con tiempo de expiración, una semana.

Parece todo bastante redondo, bastante aclarado. Ahora el problema es mañana, con los dulces niños preadolescentes de séptimo grado, que probarán y probarán y seguirán desafiando la prematura estabilidad de mi nuevo concepto del amor. Hasta dónde llegaremos mañana.

La Bella Forma

Quién me dio la ruta de este infierno. Quién me dio los mapas para llegar. Se está tan bien en este inmaculado lugar, con la música a los pies y sobre la cabeza. Y si sólo fuera un músico, despojado de toda realidad? Y si sólo fuera un ejecutor de bellas melodías, un fruidor de geniales sinfonías? Violines sobre mi cabeza. Quién fuera tan bellamente despojado para no sentir dolor, temor, frío, desesperanza. O sentir algo tan parecido y sin embargo tan lejano. La bella forma de la emoción sin el despreciable sentir cotidiano. Cómo saber si esto es posible, cómo saber la música sin dolor y sin alegría.

Cuando era pequeña investigaba la música. Vaya uno a saber qué encontraba. Pero me acostumbré a ella. Me acostumbré a sus formas de decir las cosas. Una emoción sin sonido está incompleta. Cada vez que hallo una emoción, mía o ajena, surgen las melodías en mi cabeza. Surge un sonido particular. A veces de piano, a veces de violín, a veces de guitarra, y otras veces son voces. Y palabras.

Digo infierno como digo fuente de sonidos.

Digo mapas como digo búsqueda. De la bella forma. Una forma que sincronice lo inefable de la música con el error humano. De no ser feliz.

Frikis

1

Este lugar es calmo. Pausado. Me gustan las siestas en que quiero dormir y realmente puedo hacerlo. No me gustan las noches en que quiero hacer algo y realmente no puedo hacerlo. Odio la falta de distracción. Horizonte. Árbol. Casita. No librería. No gente estrambótica. No cafés. No espectáculos. ¿Qué hace la gente?

Bueno, la gente pierde el tiempo de las siguientes formas por aquí: toma mate. Mucho mate. Se levanta, toma mate, prepara la comida, toma mate, termina de comer, duerme la siesta y toma mate al levantarse. Llegan los niños de la escuela y toma mate. Vienen las visitas y toma mate hasta la nochecita que hay que cocinar. Mientras tanto toma mate.

Otra: Charla. La gente charla con el que amanece, después va a la panadería y charla con el panadero, luego compra la carne fresca y charla con el carnicero, llega a la casa y con la vecina charla, llaman por teléfono y charla mientras arregla para juntarse a charlar más tarde. En el almuerzo charla mientras mira tele, y después siestita hasta las cuatro que se levanta para charlar con las visitas. Hasta que cena y se acuesta.

Ni pensar en las combinaciones. Charlas con mates o mates con charla es una institución multisituada. La verja, la plaza, el puente, la otra placita, tu casa, mi casa, la de pepe que hace mucho que no vemos, la escuela, la oficina, la fila del pago fácil que siempre se llena.

Mientras tanto los libros se llenan de tierra, los actores se duermen una siesta, los granos del café se enmohecen, Shakespeare ¡¿Qué?!, los frikis se sacan los brillos y colores y duermen en la plaza donde nadie los ve.

2

Cuando yo era chica me crucé con unos cd’s. Eran de Rata Blanca. Y los escuché, primero con la cara arrugada, después otro poquito más y se me pelaron los cables. Y resulta que tenía un novio que tenía más música de esa. Y me prestó un cd de Luca Turili. Me morí de gusto. Yo deliraba con esas composiciones tanto como con Beethoven (que antes me encantaba) o como con el Barroco. Pero un buen día me separé de este noviecito. Y la próxima vez que vi un cd de Luca Turili fue en el 2003, más de cinco años después. En Buenos Aires, a 1200 km de distancia.

Se entiende.

No tribus urbanas.

3

Pasó un auto.

En Holanda salió el sol.

4

En definitiva lo que es bueno se valora. Pero más desde lejos que desde cerca.