Nadie me dará la mano, sólo una tierna palmada en el hombro.
Nadie me dirá: es correcto. No le veré la cara a quien me espera. El momento en
que todas las lecciones serán aplicadas. Sólo con buen juicio podré diferenciar
cuáles fueron buenas lecciones y cuáles me inventé para seguir sobreviviendo.
Saber que tuve todas las posibilidades y llegué a ese risco,
y no a otro. A ese valle, a ese estado mental, a esa compañía que me mira desde
atrás, y yo parada allí tomando la última decisión. No saber. Nunca saber qué
estuvo bien, qué pudo haber sido diferente, por qué amé a quienes amé y no a
otros, por qué tuve tanta gente hermosa a mi alrededor dispuesta a ayudar.
Amor hubo por todos lados. Desde los rayos de sol hasta el
lejano brillo de las estrellas; desde el abrazo inesperado hasta el perdón de
la más grave falta; la comida todos los días; los sueños esperanzadores, las
sonrisas de los desconocidos, el esfuerzo bien retribuido, los viajes suaves,
los hermosos paisajes, las buenas conversaciones y los buenos libros, los
niños, los viejos, las sorpresas, las lluvias, la música y los sonidos que
estuvieron en cada rincón de la experiencia, y la vida misma cada mañana, y
después de cada catástrofe.
A mí no me importa morir, pero que no se diga que no he
vivido, que no se diga que no fui
agradecida, que no se diga que no aproveché cada oportunidad con todas las
luces que tuve disponibles, a veces recurriendo a las prestadas de aquellos a quienes
amé y odié. Que no se diga que desprecio cuando pienso esto. Yo no anhelo más
para este cuerpo. Desde este mismo segundo en adelante, la vida es un regalo
que no sé de dónde viene. Pero a su causa, mi más profundo agradecimiento por
esta aventura. En los buenos y en los malos momentos. En la calma y en la
desesperación. En la felicidad y la
angustia. En el dolor, que me sentó a pensar. En la libertad y la prisión.
Desde este mismo segundo en adelante, cuando las causas
vengan a mí, estaré dispuesta. Cada persona que me busque, cada situación que
me envuelva, cada sensación que me conmueva, será un nuevo desafío para demostrar
la vida que hay en esta mente y cuerpo, en todo lo que soy y todavía no
conozco.