viernes, septiembre 20

Dios está dando papaya

Una persona que sabe lo que quiere es una persona altamente peligrosa. Mágicamente aparenta ser la causa de las maravillas que consigue sin esfuerzo y el que observa queda embelesado ante su poder. Esa persona no es maga. Ella sabe lo que quiere, y el saber deriva en ver.
Querer que llueva para arriba, no. Querer que peras den los olmos, no. Para aberraciones de la naturaleza, dirigirse a la oficina de cinematografía. Para todo lo demás, Dios está a la vuelta de la esquina. Y está dando papaya.
Le arranco esta expresión a Colombia, cuyo significado es ofrecer las cosas para que otro las tome sin mayor esfuerzo. Felizmente, en los momentos más álgidos, caen papayas. No se sabe si son hijas de la voluntad propia o es ajena, porque de hecho la persona no las busca específicamente. Un producto de este mundo, con todos los sellos de aduana, pero ¡ey!, nadie lo imaginaba. No es un milagro, ni magia, ni engaño. Es un espectáculo para ver y regocijarse. ¿Qué pediremos hoy?