martes, junio 11

Un hilito

Un hilito.
Un hilito en la nada se enrosca y te busca, te siente, te quiere.
Un hilito blanco. Tan chiquito, tan sencillo, tan hermoso y tan frágil.
Te ama.
Un hilito. Recorre todos los mapas de tu vida. Entrelazando rincones.
Ahí donde parece que no estás solo. Ahí donde el viento abrió la puerta.
Ahí donde las cosas se acomodan con una alegría inocente.
Un hilito que pesca pasiones. ¡¡Tantas!! Y de variadas formas.
“¿Me ves?” Es que es tan frágil, sutil.
Trepa exponencialmente por tus pies, muslos, cintura, espalda,
Acaricia tus sienes. Ajusta tus clavijas, sacude el mundo que flota a tus pies.
Quiere conquistarte con su insistencia. Quiere seducirte con su sutileza.
No es nada más que un juego.
Un juego importante, pero un juego.
Para bailar. Para llorar. Para sentir el temblor.
¿Sentís el temblor cuando vuelan las gaviotas,
cuando se agita el mar
cuando escuchas tu nombre de esa boca
cuando el río te baña
cuando la brisa te dice que sí
cuando la montaña no te da miedo
cuando el frío te hace saltar
cuando el sol te hace sonreír...?
¿Sentís el temblor?

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