sábado, marzo 29

El tablado

Por las noches se incendian todas las hogueras que iniciaste, por seguir el curso. Sólo por seguir el curso. Y amaneces a encontrarte con los restos de los brotes de algún sueño que soñaste, porque sí. Tan pequeños e informes que no duelen a la hoguera que se extingan y devuelvan a la tierra toda la savia, toda savia. Por las noches no se oyen los crujidos de las ramas ni las chispas que provoca aquel incendio. Por las noches te dejaste adormecer y no cuidaste de los brotes ni el calor. ¡El calor de aquella hoguera, ni la luz, ni la savia, ni la tierra que alimenta cada brote, ni el inesperado curso de agua que te trajo cada sueño "porque sí"! 
Primavera, verano, otoño, invierno. Primavera, verano, otoño, invierno. Como una danza de sol y agua, se repite eternamente el despropósito del tablado donde dejaste algún traje colgado. Creyendo no perder los días, estabas perdiendo el tiempo. Las arrugas y unas canas quisieran tanto ser los frutos de partidas jugadas con sangre caliente, y no lo son. Más cabeza fría que motor imparable de conquista de universos. 
Que despiertes y te encuentres todavía en el tablado, que aunque estés lejos, alguien pueda encaminarte, que el peso de lo construido no te impida levantarte, y correr.

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