domingo, septiembre 4

La Bella Forma

Quién me dio la ruta de este infierno. Quién me dio los mapas para llegar. Se está tan bien en este inmaculado lugar, con la música a los pies y sobre la cabeza. Y si sólo fuera un músico, despojado de toda realidad? Y si sólo fuera un ejecutor de bellas melodías, un fruidor de geniales sinfonías? Violines sobre mi cabeza. Quién fuera tan bellamente despojado para no sentir dolor, temor, frío, desesperanza. O sentir algo tan parecido y sin embargo tan lejano. La bella forma de la emoción sin el despreciable sentir cotidiano. Cómo saber si esto es posible, cómo saber la música sin dolor y sin alegría.

Cuando era pequeña investigaba la música. Vaya uno a saber qué encontraba. Pero me acostumbré a ella. Me acostumbré a sus formas de decir las cosas. Una emoción sin sonido está incompleta. Cada vez que hallo una emoción, mía o ajena, surgen las melodías en mi cabeza. Surge un sonido particular. A veces de piano, a veces de violín, a veces de guitarra, y otras veces son voces. Y palabras.

Digo infierno como digo fuente de sonidos.

Digo mapas como digo búsqueda. De la bella forma. Una forma que sincronice lo inefable de la música con el error humano. De no ser feliz.

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