Persecución. Arrastre. Motivación.
En la grilla de mis días, grillo de noche, grulla de día.
Por la paz, por el balance, por la justicia, por el amor, por amar el vuelo y por amar el canto.
Entre mis días, mi alma llora de encantos y sombras. Nadie sabe quién se esconde y vivo preguntando, aunque me vuelvo a responder: esa no es la pregunta. La pregunta es hacia adónde. Y ahí, la motivación. Mientras tanto, el arrastre. Cuando no sé qué era lo que estaba haciendo. Reinicio. Vuelvo a Dios. Jesús. Amor inefable. Jesús es mi inspiración, la razón por la que vuelvo a insistir.
Hoy hablé con Dios a través de ella. Le dije: no es desde la culpa que se construye. Le dije: la vulnerabilidad es tu súper poder. Y realicé para Dios un hermoso video. Por Él y en Él. Por la justicia. Porque amar es el camino. A todos. Y Dios me dijo a través de él: esto también pasará.
Gracias a Dios. Que nos atraviesa acortando grandes distancias. Que nos involucra. Que nos sorprende en el rincón más inesperado.
Que me agarre de esa fe como mi vela más prominente. Que el puerto existe aunque no lo vea. Que Dios guía mi nave